De pronto mi vida como la conocía se pausó. Había bocetos por ahí de que se vendría este paro, sin embargo no tuve a bien prestarle ni tantita energía o atención. Simplemente me fue totalmente irrelevante.
Últimamente le dedico (ahora sí) todas mis energías a los bocetos que me llegan de posibles paros futuros. Los analizo y luego decreto decisiones por venir ante las circunstancias en las que me encuentre en ese momento, y vaya que han sido varias.
Decidí prestarles atención porque es justo en la fase de bocetaje cuando tengo la mejor oportunidad para participar en este proceso y hacer lo posible por cambiarlo antes de que me rebase y entonces deje de estar en mis manos. En fin.
Una de tantas pausas es esta que hago en donde interiorizo y declaro lo siguiente:
No me siento ni tantito más que nadie, y le declaro un rotundo NO al hecho de pensarme incluso menos. Y esto lo entendí una vez que descubrí y abracé la individualidad del ser. Todos somos diferentes, coexistimos en realidades diferentes y por lo tanto es importante respetarlo sin ningún tipo de interés en modificarlo.
Respetar al otro, desde mi punto de vista, no es pensar igual que el otro. No es interactuar igual que el otro ni mucho menos es necesario pensar en respeto poniéndonos bajo el brazo de otro para demostrarles tu gratitud, lo que sea que eso signifique para el otro.
Tener empatía e intentar hacer un pequeño esfuerzo para entender lo que podría estarle pasando a otra persona respecto a una situación o contexto en particular. Yo hago lo que está en mis manos para poder ser parte de un diálogo o espejo y funcionar entonces como un reflejo de lo que le esté pasando a la otra persona, y me queda perfectamente claro que no me interesa cambiarle su visón, no a menos que esa decisión venga de esa otra persona.
No me siento ni tantito más que nadie, y le declaro un rotundo NO al hecho de pensarme incluso menos. YOMERO
Dicho lo anterior, me gustaría cerrar pidiéndote, sí, a ti que eres otro individuo, que si algo aquí expuesto no te va o no se adapta a tus ideologías, entonces no me chingues queriendo meterme a huevo las tuyas.
Te invito a convivir conmigo, a caminar juntos. Te invito a reírnos, dialogarnos, expresarnos. Te invito a que nos matemos a palabras, si es lo que necesitas en ese momento. Te invito a que participemos juntos en este camino, a hacernos personas más abiertas, más conscientes, más maduras y más interesadas en pensar desde adentro. Te invito a cambiar juntos, pero cada quien desde su propia trinchera.
Si no te interesa esto, no te preocupes, lo entiendo… solo no intentes traerme tormentas en donde no podamos los dos mojarnos y zangolotearnos, porque entonces no sería para nada justa esta manera de interacción.
Aquí te espero abierto de brazos y con un hambre insaciable de aprender más de ti, de saber más de ti y escuchar lo que sea necesario hasta que más no puedas contarme.
Aquí estaré mientras haciendo lo mismo conmigomismo. Platicándome, desafiándome y poniéndole más pausas a mi vida para ser parte del boceto y que se vaya modificando conforme a mí me interese.